Nota de LP: A pesar de su sesgo académico y jurídico, y a pesar de que no comparto el concepto postestructuralista de "deconstrucción" ni algunas de las conclusiones y "recomendaciones" finales del autor, publico este artículo escrito hace unos años atrás porque desempolva y reivindica a la antipsiquatría en nuestros días; critica el concepto de "enfermedad mental" (retomando a Szasz); resume el recorrido histórico, social y político de "la fabricación de la locura" (en la línea de Foucault); critica la razón psiquiátrica-farmacológica-penal como "policía del pensamiento"; y, propone el concepto de "disidencia" psicológica como "disturbio social" y político (antisistémico). Un texto actual y riguroso que invita al estudio, la reflexión y el debate antipsiquiátricos.
[Tomado del Periódico anárquico El Amanecer]
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Antipsiquiatría. Deconstrucción del concepto de enfermedad mental y crítica de la 'razón psiquiátrica' - Adolfo Vásquez Rocca (2011)
«El
origen del internamiento psiquiátrico, la historia de la locura y la excesiva medicalización
de nuestras sociedades farmacráticas, así como las complejas relaciones entre
Psiquiatría, Derecho y las transnacionales farmacéuticas, en un juego de
intereses y colusiones, han dado lugar a la llamada “humanización de la pena”.
Esto es, el recurso a la “demencia” como atenuante penal en un límite difícil de
discernir entre lo jurídico y lo ético. Justo aquí se plantea, a partir del
rótulo de “enfermedad mental”, la posible anulación retroactiva de la
responsabilidad penal de una persona que se encuentra supuestamente incapacitada
para actuar por sí mismo en la esfera jurídica. De este modo la institución
psiquiátrica se nos presenta hoy como una instancia de poderes omnímodos, con
aparatos de tele-vigilancia, que apuntan a la constitución de una ya anunciada
'policía del pensamiento', cuya presencia y voz autoritaria se hacen oír con
tono perentorio en las instituciones como la educación, el trabajo y demás
ámbitos donde lo que está en entredicho es el margen de las libertades civiles;
así la clínica ha ido delimitando en el orden civil un límite difícil de
discernir entre normalidad y anormalidad, esto con ecos foucaultianos evidentes,
en tanto estas categorías se aplican disciplinariamente en los ámbitos
educativos, laborales y criminales con una presencia opresora. De allí que
algunos autores como el psiquiatra Thomas Szasz, nos muestre como los internamientos
psiquiátricos funcionan bajo una conspiración de silencio hacia aquellos que
incomodan con sus comportamientos anormales, de donde se sigue que la esencia
de la locura es el disturbio social, lo que –en un alcance político– podemos
denominar disidencia. La “enfermedad mental” se transforma así en el mecanismo
social, regulado y determinado por la psiquiatría, para patologizar la
heterogeneidad humana, su carácter antinómico y su singularidad. Este carácter
inquisidor que adquiere la psiquiatría será el punto cardinal en este ensayo, y
se tratarán con él otros puntos vinculantes como la necesidad de un
replanteamiento del significado de “sanidad mental”, los márgenes de la locura
y las dinámicas entre médico y paciente en lo que respecta a la enfermedad
psíquica.»
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