domingo, 9 de febrero de 2020

TODOS ESTAMOS ENFERMOS DE CAPITALISMO. ¡ASUMÁMOSLO PARA ABOLIRLO Y SUPERARLO REALMENTE!



Todos, absolutamente todos estamos enfermos, muy enfermos de este sistema de mierda llamado capitalismo. Nadie se salva.

La normalidad y la salud capitalistas en realidad son enfermedad o alienación humana (desde el fetichismo de la mercancía y el trabajo asalariado hasta la ideología y la ciencia), aparte de ser una imposición y un negocio de la clase explotadora y dominante, esa mafia empresarial-estatal de acumuladores y psicópatas que sólo merece ser eliminada de la faz de la Tierra.

Los proletarios y los anticapitalistas (marxistas, anarquistas, feministas, antifascistas, anticolonialistas, antiespecistas, etc.) también estamos enfermos de capitalismo e incluso más que el resto de la sociedad burguesa, porque queremos luchar contra ella para derrocarla, pero en cambio esta siempre nos derrota en el intento, y eso nos produce más sufrimiento psíquico aparte del que ya nos produce la esclavitud asalariada, el desempleo, la pobreza y toda forma de opresión bajo la tiranía del dios dinero. Y, sobre todo, porque reproducimos el capitalismo en nuestras prácticas y relaciones cotidianas, en este caso dentro de los espacios políticos supuestamente anticapitalistas (atomización social, prácticas mercantiles "autogestionadas", individualismos y autoritarismos, competencias o pugnas de poder y de egos, poses o apariencias, prejuicios ideológicos y morales, paranoias, intrigas y calumnias, falsas acusaciones y agresiones, traiciones e hipocresías, falta de comunidad real, etc.). Creyendo que no lo hacemos o encubriéndolo ideológicamente con múltiples ismos izquierdistas y hasta con declaraciones de intenciones de "comunidades de lucha" inexistentes o ficticias. Queriendo incluso llenar vacíos de todo tipo con ello en vano, porque nuestros espacios-guetos activistas y "militantes" actuales no dejan de ser cascarones vacíos que, sobre todo en momentos de post-revuelta o de vuelta a la normalidad, los llenamos con mierda capitalista y los tapamos con membretes "anticapitalistas".

Por eso mismo es que no logramos identificar el problema de raíz y continuamos con esta existencia humanamente miserable como perros que se muerden su propia cola, pero "desde abajo y a la izquierda".

O talvez ya lo sabemos o al menos lo sentimos, pero nos aterra admitirlo para atacar el problema de raíz: que todos estamos enfermos de capitalismo. Que el sistema no es algo externo a nosotros, sino que nosotros también somos el sistema. Que esta gran enfermedad social se manifiesta mental y físicamente de millones de formas individuales o, mejor dicho, que absolutamente nadie se salva no sólo de las enfermedades físicas sino también de las llamadas "enfermedades mentales", por más que lo niegue o lo oculte. Que mientras no reconozcamos ni enfrentemos individualmente (con autoconocimiento y autocuidado) y sobre todo colectivamente (con empatía, apoyo mutuo y afecto) nuestra propia enfermedad a fin de erradicarla y superarla; mientras no nos esforcemos por construir y vivir relaciones humanas y formas de ser/estar lo más saludables, transparentes, horizontales, autónomas, liberadoras, comunitarias, cotidianas y coherentes que sea posible, al mismo tiempo que por revolucionar de manera total y radical las condiciones materiales e históricas impuestas, no como "vanguardia" ni "ombligo del mundo" sino como unos nadies más que lo queremos todo; en fin, que mientras no nos cuestionemos y transformemos a fondo (lo cual ciertamente duele, como todo parto), seguiremos reproduciendo bajo una apariencia "anticapitalista" este sistema capitalista de mierda, en lugar de combatirlo realmente para destruirlo y superarlo realmente. Seguiremos fingiendo o aparentando ser "normales", "sanos" y "radicales", y juzgando a los otros de manera moralista y falsa. Seguiremos entrampados en el autoengaño, la hipocresía y la autodestrucción izquierdistas ad infinitum y ad náuseam hasta morir. Duela a quien le duela, porque la verdad y la libertad duelen. Empezando por la autocrítica y la autoliberación en todos los aspectos de la vida.

Lo cual tarde o temprano será una cuestión de vida o muerte, porque la actual catástrofe capitalista generalizada está devastando el planeta y amenaza incluso con extinguir la especie humana. Por el contrario, la actual revuelta proletaria internacional es la respuesta a esta catástrofe y abre la posibilidad histórica de revolución social. Así como también las formas cotidianas y anónimas de resistencia y solidaridad entre los oprimidos. Pero todavía falta mucho para la revolución, en todo sentido. Precisamente porque los explotados y oprimidos, que somos la mayoría de la sociedad, aún no asumimos a carta cabal que estamos muy enfermos de capitalismo, que somos el sistema, con el fin de destruirlo y superarlo de una vez por todas, y por lo tanto con el fin de destruir y superar nuestra propia condición de clase explotada-oprimida-enferma, antes de que nos mate(mos) de hambre, cáncer, depresión, aislamiento o bala.

En pocas palabras, entonces: asumir, compartir y politizar el malestar interno. Hacer de la enfermedad (la alienación) un arma para abolir la enfermedad (la alienación). Luchar, sanar y liberarnos juntos. Revolución en la revolución o extinción.

Locura Proletaria
Quito, febrero 2020

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