viernes, 13 de octubre de 2017

Artaud. "Van Gogh, el suicidado por la sociedad"

Nota de LP: Antonin Artaud (1896-1948) fue uno de aquellos "genios locos" del siglo XX. No sólo en el teatro y la literatura, sino en lo que podría denominarse una pre-antipsiquiatría y, según Deleuze, también en un pre-"esquizoanálisis". Enemigo declarado del psicoanalista Lacán (el "Dr. L..."), puesto que éste fue uno de los doctores que "trataron" a Artaud -y quién falló en su "diagnóstico" y su "pronóstico"- mientras estuvo internado en "asilos de alienados" mentales, casi diez años de su vida (de 1937 a 1946). Después de lo cual y antes de morir, hizo varios textos y conferencias, entre ellos este ensayo cuyo título es bastante elocuente: "Van Gogh, el suicidado por la sociedad" (1947); gran pintor holandés del siglo XIX con el cual el gran dramaturgo y poeta maldito francés se sintió identificado ya no sólo como "artista", sino como "loco" o "alienado mental" y, sobre todo, como ser humano consciente (del mundo y de sí mismo) y creador (de belleza y de consciencia), pero encerrado, aislado y asfixiado en un mundo deshumanizado, cosificado, (auto)alienado. Arte suyo que, entonces, se desborda y deja de ser tal para devenir crítica encarnada y (re)sentida, pero lúcida, de esta sociedad burguesa y su psiquiatría. Una denuncia, una protesta humana creativa-destructiva, pero "loca" y suicida, contra este estado de cosas. Como bien dice el poeta surrealista Aldo Pellegrini: "La tortura de Van Gogh es imagen de la de Artaud, y ésta, imagen de la tortura de todo ser humano que aspira a una condición digna del hombre... Toda la obra de Artaud es un gran libelo en pro de la dignidad del hombre, que recoge el material de su propia vida en conflicto." 

Las cosas andan mal porque en este momento el mayor interés de la conciencia alienada es no salir de su enfermedad.
Es así como una sociedad estropeada inventó la psiquiatría para protegerse de las indagaciones de algunos iluminados superiores cuyas facultades de profecía les resultaban molestas. […]
No, Van Gogh no estaba loco, pero sus telas con formaban mezclas incendiarias, bombas atómicas, cuyo punto de vista, en comparación con el de todas las pinturas que causaban furor en la época, hubiera podido alterar gravemente el conformismo larval de la burguesía del Segundo Imperio, y de los sicarios de Thiers, de Gambetta, de Félix Faure tanto como los de Napoleón III.
Porque la pintura de Van Gogh no se opone a cierto conformismo de las costumbres sino al de las mismas instituciones. Y después del paso de Van Gogh por la tierra, ni la naturaleza exterior, con sus mareas, sus climas y tormentas equinocciales puede conservar la misma gravitación.
Con más razón en el terreno social, las instituciones se desarticulan, y la medicina parece un cadáver inservible y en estado de descomposición que proclama la locura de Van Gogh.
La lucidez en acción de Van Gogh, deja a la psiquiatría reducida a un tugurio de gorilas, obcecados y perseguidos, que sólo tienen como recurso, para atenuar los más terribles estados de angustia y opresión humana, una ridícula terminología, producto que corresponde a sus viciados cerebros. No hay psiquiatra, en efecto, que no sea un manifiesto erotómano. […]
¿Y qué es un verdadero alienado?
Es un hombre que elige volverse loco -en el sentido en que se usa socialmente la palabra- antes que traicionar un pensamiento superior de la dignidad humana.
Por ese motivo la sociedad se sirve de los asilos para amordazar a todos aquellos de los que quiere deshacerse o defenderse, por haberse negado a convertirse en cómplices de las más grandes porquerías.
Ya que un alienado, en realidad, es un hombre al que la sociedad no quiere escuchar, y quiere evitar que manifieste determinadas verdades intolerables.” (Artaud, Introducción a "Van Gogh el suicidado por la sociedad")
Post scriptum

Van Gogh no murió a consecuencia de un estado delirante definido,
sino por haber encarnado el lugar de acción de un problema alrededor del cual se debate, desde los orígenes, el espíritu injusto de esta humanidad,
el de la prevalencia de la carne sobre el espíritu, o del cuerpo sobre la carne, o del espíritu sobre uno y otra.
¿y en ese delirio, dónde se encuentra el lugar del yo humano?
Van Gogh a lo largo de toda su vida buscó el suyo con excepcional energía y decisión.
Y no se suicidó en una crisis de locura por la desesperación de no llegar a encontrarlo,
por el contrario, acababa de encontrarlo y de descubrir quién era él mismo, cuando la conciencia unánime de la sociedad, para vengarse y castigarlo por haberse alejado de ella,
lo suicidó.
Y esto le sucedió a Van Gogh como suele suceder en ocasión de una bacanal, de una misa, de una absolución, o de cualquier otro rito de posesión, de consagración, de sucubación o de incubación.
Así esta sociedad se metió en su cuerpo
esta sociedad perdonada consagrada santificada
y poseída
barrió con su conciencia sobrenatural que recién había adquirido, y como una invasión de cuervos negros en las fibras de su tronco interior
lo hundió en una última oleada, y ocupando su lugar,
lo mató.
Ya que es parte de la lógica anatómica del hombre moderno, poder vivir y pensar en vivir, sólo como poseído.” (Ibíd.)

P.D. Se dice que este librito fue una de las fuentes de inspiración de Spinetta para crear, como "Pescado Rabioso", su genial disco de rock "Artaud" (1973) y, en especial, su "Cantata de puentes amarillos", donde "las almas repudian todo encierro / las cruces dejaron de llover".

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