domingo, 15 de octubre de 2017

Vida del Ahorcado

Pablo Palacio (1932). Escritor vanguardista ecuatoriano, autor de esta breve novela de corte surrealista y autobiográfico en plena época de "la gran crisis" mundial (1929-1933). Antes de ello había militado en el Partido Socialista Ecuatoriano, y años después -desde 1940 hasta prácticamente su muerte en 1947- en cambio fue internado en hospitales y clínicas psiquiátricas. "'Sólo los locos experimentan hasta las glándulas de lo absurdo y están en el plano más alto de las categorías intelectuales', escribiría en uno de sus relatos. Sólo los locos se esfuerzan por recuperar la lucidez desde la audacia. Mientras la generación de escritores de 1930 se dedicaban al realismo social(ista), a él se le ocurrió ser un adelantado a su época: indagar en la psicología del hombre, hablar de seres y casos mórbidos, de antropófagos sádicos o de siamesas celosas, de huérfanos con miedo, de mujeres que miran las estrellas [después de matar], de comedias cotidianas pero inmortales... A partir de 1936 su inteligencia se ve menguada tempranamente por una exquisita locura que se trasluce en su obra... Por eso, su breve producción literaria... sufrió hasta los años sesenta de hostilidad e incomprensión por temor, quizá, de que su "Treponema pálido" contagiara de atrevimiento a la literatura." (Pablo Palacio en Wikipedia). Aquí publico, entonces, unos destellantes y crujientes fragmentos de su "Vida del ahorcado", es decir del hombre angustiado y trastornado por las "oscuras contradicciones" y las presiones propias de esta sociedad capitalista, la cual -como diría Artaud- "lo suicida". "Novela subjetiva" ésta, sin duda; pero, al mismo tiempo, crítica social e inclusive ontológica de esta "muerte en vida" ciudadana desde sus límites y márgenes mentales. (Nota de LP)


                               *** 

“PRIMERA MAÑANA DE MAYO

… Este es un cubo parecido a aquél en que todos los hombres despiertan…
-Andrés -silba una voz bajita.
Me incorporo de un salto. Escucho. ¿Quién me ha llamado? Aquí no puede haber otra voz que la mía.
Retengo el aliento. Me levanto de puntillas, todos los sentidos abiertos. Es preciso observar, que en este cubo hay algo peligroso…
Venid, entrad, señoras y señores burgueses, señoras y señores proletarios. Entrad vosotros los expulsados de todo refugio y los descontentos de todos ellos… Aquí en este cubo hay sitio para todo el mundo…
Quería explicaros que soy un proletario pequeñoburgués…                      
He aquí un producto de las oscuras contradicciones capitalistas que está en la mitad de los mundos antiguo y nuevo, en esa suspensión del aliento, en ese vacío que hay entre lo estable y el desbarajuste de lo mismo. Tú también estás ahí, pero tienes un gran miedo de confesarlo porque uno de estos días deberás dar el salto y no sabes si vas a caer de éste o del otro lado del remolino. Mas aquí mismo estás enseñando las orejas, amigo mío, tú, enemigo del burgués, que ignoras el lado en donde caerás después del salto.
… Mira, vamos a hacer una nueva vida. Una nueva vida maravillosa. Vamos a suprimir la corbata y el cuello. Vamos a permitir que todos los hombres se dirijan la palabra con el sombrero puesto. Vamos a prohibir las genuflexiones y reverencias. Todos podremos vernos cara a cara. ¿Qué más quieres? ¿Qué es lo que vas a perder con eso?
¡Abajo, abajo la burguesía!
Pero cálmate, estás haciéndote un loco, amigo mío.
Tírale un puntapié a la lora y escucha este sermoncito que he garrapateado para molestarte las orejas.
“… Camarada:
Cuando estás delante del poderoso, ¿por qué tiemblas? Todo poder, viene de ti. ¿Por qué no le escupes? ¿Por qué no le envileces con su misma pequeñez? ¿Por qué no le abofeteas?...
Ya ves cómo los otros gobiernan en nombre del pueblo y usufructúan tus lágrimas…
Un día los imbéciles no pudieron vivir solos y se volvieron impotentes para reclamar su calidad de hombres. Entonces sus padres les vapulearon y no abandonaban los foetes para que ellos no abandonaran la azada. Y cuando murieron sus padres, fueron sus hermanos los que les vapuleaban. Entonces los tiranos cobraron renta por dar azotes y hoy te los dan hasta cocerte las rabadillas.
Y no llegará el día en que te hayas reconquistado.
No eres tan fuerte como para deshacerte del yugo.
Mira el día pasado y el de hoy y mira así todos los días de tu vida. Estás hecho de esclavo como tu voz está hecha de sonido. Así totalmente y sin esperanza.
He dicho, camarada.”                                                  

[…]

REVOLUCIÓN

Pesas, pesas tanto.
Pues salta sobre un platillo de la balanza para ver si nos das el gusto de elevar a los monigotes del otro platillo. Les placería volar.
Ya ves como hablan, como bracean, como juran, como se hurgan las narices.

[…]

ELEMENTOS DE LA ANGUSTIA

… Aquel muchacho no ha llorado. Sólo se le pusieron los ojos como de vidrio. Después se le subió el corazón a la garganta y ahí permaneció se diría anudado. Fijo, persistente.
¡Lo que tiene que ver la garganta con la angustia!
… Yo estaba en ausencia. Estaba ahí y no estaba. Esperaba algo y no esperaba nada. Una pasión crecía en mí y yo luchaba por cegarla. Soy mi enemigo.
… No estoy aquí; he caído de nuevo en este hueco de la ausencia. ¡Cada vez la sensación de ausencia! Estoy como desintegrado: me parece que partes de mí mismo residen lejos de lo mío, en algún sitio desconocido y helado. Quedo mucho tiempo en tinieblas y empiezo a andar a tientas por todos los rincones del cubo, dominado por sus impulsos contradictorios: la esperanza y el terror de encontrar a alguien que también me busca.
… He particularizado esta sensación de esperanza y terror. Es a un ser vivo a quien busco aquí, en las tinieblas. La idea de encontrarlo me hace correr el frío de espanto y batir el corazón de alegría.
Su sitio está aquí. No ¡no está aquí!

[…]

LA REBELIÓN DEL BOSQUE

… LAS PALMERAS: Que callen, que callen los cobardes, ¡Viva la revolución a sangre y fuego! ¡Abajo el hombre!
EL BOSQUE: ¡Abajo!
LOS PINOS: Señores, un momento. Un momento, señores. ¿No es verdad que estáis desvirtuando el verdadero sentido del movimiento? Esta no es, no debe ser una revolución contra el hombre (murmullos del bosque); ¡esta es una revolución contra el árbol! (parálisis del bosque). ¿Qué sacaríamos, en efecto, de destruir al hombre, si no por eso vamos a destruir nuestra condición de esclavos? Es preciso visar y revisar los conceptos a fin de no caer en conclusiones equívocas. ¿En dónde está la raíz del mal? ¿Por qué estamos aquí? Estamos aquí en calidad de árboles. Destruid esta calidad y habréis renovado vuestra condición de seres libres. Nuestro tirano es el árbol. Duro con él, compañeros. Yo sirvo para el transporte económico de mercancías. ¡Abajo el árbol!
… EL BOSQUE: ¡Abajo!
… LA GRAMA, A UNA MARGARITA OCASIONAL Y DESCARRIADA: ¡Agáchate! ¡Escóndete aquí! ¡Espera que la tormenta pase! Los elementos están locos.

[…]

El mundo va haciendo el tiempo: su corteza se arruga como piel de elefante: sobre la piel, gusanillos y gusanillos.
Los gusanillos van haciendo el tiempo: es su espíritu el que se encoge como una uva que se seca.
Amor, odio, risa.
He perdido la medida: ya no soy un hombre: soy un muerto.

[…]

CANTO A LA ESPERANZA

¡Oh, júbilo, ya sé lo que es la esperanza!
Hay que desatar al hombre. Hay que desapasionar al hombre. Que se extienda a todo lo ancho, como el relámpago.
He huido del cubo y he caminado sin rumbo lejos de la ciudad, por el campo abierto, hasta dejarme envolver por la noche negra.
Todo era la noche negra: el campo y el cielo, las dos cosas juntas, sin límites, sin rutas.
Yo he estado ahí, en medio de la noche, los ojos abiertos sin ver y el oído atento, oprimida mi alma.
Yo he buscado ahí mi camino sin encontrarlo.
Pero no me he dejado coger por la impaciencia y al cabo se encendió la gran lámpara, de tal manera que estoy aquí de nuevo, hombre. Cáspita, cáspita.
¡Oh, júbilo, ya sé lo que es la esperanza!

[…]

AUDIENCIA

... El Presidente:
-Acusado: el pueblo quiere que se responda a esta pregunta: ¿quién es usted?
-¿Y para qué lo quiere?
-¡Que responda! ¡Que responda!
-Diga usted, acusado: ¿Quién es usted?
-...¿Yo?... Pues bien: yo soy un ahorcado.
-¡Ja, ja ja! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja!         
Una voz:
-¿Lo han oído? ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Es un a-hor-ca-do! Entonces debiéramos ahorcarlo nuevamente. Claro, ya está ahorcado, ¿y qué? ¡Que se lo ahorque! ¡Propongo que se lo ahorque!
Coro:
-Sí, sí. ¡Que se lo ahorque!
-¡Que se lo ahorque!
… Los representantes de los burgueses:
-¡Es un bolchevique!
Los trabajadores sin pan:
-¡Protestamos! Es un burgués, y de la peor clase. Es el último burgués. Ya va a descomponerse. Está irremisiblemente perdido. El bolchevique es un hombre alegre y sabe amar la vida porque la toma como ella es, jubilosamente. Es un burgués, ¡que se lo ahorque!
Los representantes de los burgueses:
-¡Que se lo ahorque!, pero es un bolchevique. No ha amado a su patria y ha conspirado secretamente contra el orden. Ha insultado a la Autoridad y no ha respetado sus mandatos. Ha hecho mofa de nuestro arte.
Los trabajadores:
-Están en babia los señores burgueses.
Los amantes:
-Bueno, al fin ¿qué importa eso? Un bolchevique o un burgués, ¡psch! Ante todo ha sido un ente despreciable. Tenía un concepto errado de la vida. Más bien, no tenía un concepto de la vida. ¡Era un imbécil!
La señorita de los nopales:
-Y un cobarde esencial.
Mi amigo Bernardo, Bienatendino, Bienatendina:
-Y un impostor cruel.
Coro:
-¡Que se lo ahorque!
-¡Que se lo ahorque!
… Estoy ausente. ¡No estoy aquí! ¡No estoy aquí!

[…]

AHORCADO, SEÑOR INTENDENTE

Comenzó a sabérselo en la tarde, apenas pasada la hora de la siesta.
-Se ha suicidado un hombre.
-Han asesinado a un hombre.
-Han encontrado a un hombre ahorcado.
-¿Ahorcado?
-¡Ahorcado! ¡Qué bruto!
-Ahorcado con un cordel.
-Ahorcado con una corbata.
-Ahorcado con un alambre.
-¡Un ahorcado!
-¡Un ahorcado!
… En realidad, ahí estaba el hombre ahorcado. Ahorcado con un alambre, en el centro de su viejo cubo, colgante como una lámpara.
… “Señor Intendente:
De conformidad con las órdenes recibidas de usted, el día de hoy, a las cuatro de la tarde, me constituí en el sitio de costumbre, con veinte hombres de mi mando, para averiguar el resultado del asunto que de algún tiempo acá ha venido preocupando a esta Dependencia. Como nadie diera respuesta a nuestras llamadas, abrimos la puerta a golpes. El hombre estaba ahorcado.”

____

P.D. "Débora" es la segunda canción del disco homónimo de 1999 de la primera banda de "rock libre ecuatoriano", Sal y Mileto, en cuya lírica hace referencia a títulos e hilvana frases sueltas de la obra de Pablo Palacio. Sin duda, un buen acompañamiento musical para leerla.

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