miércoles, 1 de abril de 2020

Diarios de Cuarentena. Del 21 al 28 de Marzo

2&3DORM
Santiago de Chile. 31 de marzo de 2020

Dicen que la historia se repite a sí misma. Pero la historia solo es su historia. No han escuchado mi historia todavía. 
Mi historia es diferente de su historia. Mi historia no es parte de la historia, porque la historia se repite a sí misma, pero mi historia es infinita. 
El amanecer tampoco se repite. La naturaleza nunca se repite a sí misma. ¿Por qué debería repetirme?
Sun Ra

La pandemia y la administración que los Estados del mundo hacen de ella nos revela una vez más el estado de catástrofe que engendra la sociedad organizada en torno al dinero, el trabajo asalariado, el “trabajo del amor” (no-trabajo doméstico y de cuidados) y la producción de mercancías. Pero todo momento de descomposición puede ser visto como una oportunidad de ajuste y como condición para una nueva experimentación. El órgano enfermo pide atención, no morfina.

21 de marzo / El comienzo de una época
«En una civilización acostumbrada a la guerra en todas sus formas, donde el cambio climático es un problema heredable a las generaciones siguientes, la pandemia llega como un shock que nos recuerda abrupta y violentamente no dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. [...]
Pero la situación ya no da para más. Luego de siglos y siglos de confusión y miseria, de violencia naturalizada y de formas de producción social fundamentalmente auto-destructivas, la tripulación tiene más esperanzas en el naufragio que en cualquiera de las ingeniosas ofertas con las que los capitanes intentan mantener su empresa a flote. La insurrección de la vida cotidiana se vislumbra cada vez en más partes del mundo como la única vía de escape del patíbulo. Transformar lo inconsciente en consciente, dirían los surrealistas junto al psicoanálisis. 
La incompatibilidad entre economía y vida hoy es flagrante, sólo la neurosis la mantiene fuera de vista. ¿Pero cómo lidiar con esta neurosis cegadora en el contexto de pánico y terror que generan medios de comunicación y la sociedad de control? ¿En el contexto de un “aislamiento social” programado para inocular nuevas cepas de TICs y TOCs que brotaran una vez que termine la cuarentena y quizá nos acompañen hasta la muerte? Después de todo, sabemos que la vida desdoblada y proyectada en internet no es más que una forma sofisticada del fetichismo de la mercancía, de nuestra uni-dimensionalidad. Quedarse en casa es una opción saludable para quienes la casa es un lugar seguro, o tienen casa del todo. ¿Quien se cuenta dentro de esta minoría? [...]
El virus nos obliga a mantener distancia entre los cuerpos para mantenernos con vida. Pero esa misma distancia nos recuerda en la práctica que son las relaciones sociales reales, el apoyo mutuo, la solidaridad y la consciente interacción con nuestro entorno lo que puede salvarnos de la catástrofe. Una vez más tenemos la vida por delante dándonos la oportunidad de ser humildes y empezar de nuevo.»

25 de marzo / Ahora es el futuro
«Aquí otro mantra: “el humano es animal de costumbre”. El pánico que está desatando hoy la plaga en el mundo civilizado pronto podrá transformarse en un cómodo aturdimiento traído hasta ustedes por el ministerio de antidepresivos. Teletrabajo, televigilancia, telesociabilidad[8]. Las mascarillas serán una prenda de vestir indispensable, y los drones traerán el resto de los commodities hasta nuestra puerta. Lxs pobres vivirán en las periferias de la urbe a su propia suerte. El virus será una amenaza que viene de los bordes, como la delincuencia. Solo la realidad virtual será considerada un “espacio seguro” y el movimiento libre en lugares abiertos estará restringido para las islas de los ricos. Pero, ¿no es todo este escenario futurista irónicamente familiar? No hay que ser experto para darse cuenta de lo poco que ha cambiado la simple vida cuando se piensa en esos viejos vectores: la precariedad, la injusticia y el sufrimiento. [...]
Desde este rincón del mundo el virus se ve aún como una ola gigante que amenaza con azotar la costa. El territorio chileno, que conoce bien los tsunamis, en realidad nunca estuvo mejor preparado para una marejada: la insurrección de 5 meses que solo se detuvo producto de la pandemia despertó el sentido común del pueblo. En la isla grande de Chiloé, por ejemplo, sin esperar ninguna medida de gobierno, ese sentido común se organizó y salió a cortar las carreteras para impedir la circulación de mercancía humanas y no-humanas que en su flujo sólo expanden la pandemia a lugares altamente precarizados: para 180.000 habitantes de la isla hay sólo 6 respiradores disponibles. El mensaje fue claro: “acá no decide el Estado, decide Chiloé”. Hoy los pobladores escoltaron a la policía fuera de la isla. Sus carros militares desfilaron hacia un transbordador que los llevó de vuelta al continente. 
Situaciones como esta se han reportado en muchos lugares del mundo. En Colombia, por ejemplo, comunidades indígenas de Santa Elena y La Sierra Nevada han salido a cortar el paso al turismo y los camiones de la agroindustria. La barricada no sólo salvará vidas bloqueando el avance del Covid-19, sino que podrá eventualmente detener el flujo normal de la dictadura del dinero y la muerte que arrastra con él.
Si el pueblo resiste el golpe de la ola no va a ser por una eficiente gestión desde arriba, sino por un vital resistencia desde abajo.»

28 de marzo / La naturaleza no se apresura, pero todo lo logra
«La historia de la humanidad es también la historia de las respuestas que hemos dado a estos problemas existenciales. Hay muchas de esas historias. Nuestra civilización, desde luego, no las conoce todas y borra con el codo tantas más. 
Si se trata de rastrear el origen de la catástrofe en la que nos encontramos, las apuestas se disparan. [...]
El teórico Jaques Camatte apunta también a un ciclo temporal mayor. Según él la errancia de la humanidad[7], su locura y alienación, sólo terminará cuando se reintegre a la naturaleza de la que escapó hace varios miles de años. En su opinión este largo periplo está llegando a una conclusión ante nuestros ojos, pero es aún imposible vislumbrar si está conclusión significará la realización de la comunidad humana (Gemeinwesen) o su extinción. 
En una carta reciente a “un/a compañerx de la región chilena” a propósito de la pandemia, Camatte confesó: “Lo interesante es que estamos siendo testigos del resultado de este vasto fenómeno que se desarrolla durante miles de años entre los dos momentos de la afirmación de la amenaza del riesgo de extinción. Estamos en el corazón de su despliegue, es decir, de la manifestación, de la epifanización para señalar su potencia integral, del riesgo. Es como si nada fuera a pasar y, sin embargo, todo está sucediendo ahora. No obstante, no sabemos cuánto tiempo va a tomar. En última instancia, lo importante es ser capaz de poder experimentarlo —vivirlo— efectivamente en su totalidad, lo que requiere restablecer la preeminencia de la afectividad que permite el sentido de la continuidad y, por consiguiente, del poder de la vida.” [8. Ver Carta de Jacques Camatte a un/a compañerx de la región chilena, Marzo 2020]
Lo que más cuesta aceptar es que el problema lo estamos teniendo aquí y ahora. Esa es la primera condición para sanar nuestro mal-estar.»

No hay comentarios.:

Publicar un comentario